A 71 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos…

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¿…es sólo letra muerta?

Patricia Barba Ávila*

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”

Pese a que un buen número de constituciones políticas de varios países, entre ellos los E.U., contienen este principio de igualdad y justicia, lo cierto es que la realidad refleja otros escenarios tan desatinados como indignantes. Por ejemplo, en México, Isabel Miranda Torres, una consumada violadora de derechos humanos que practicó el secuestro, la tortura y la difamación para sus fines, obtuvo en 2010 el Premio Nacional de Derechos Humanos precisamente de manos de un auténtico delincuente que tras un escandaloso fraude, llegó a la presidencia de México: Felipe Calderón Hinojosa. Pero estos absurdos escandalosos también han ocurrido a nivel internacional, como por ejemplo la entrega que se hizo en 2009 del Premio Nobel de la Paz a Barack Obama no obstante que durante el tiempo que estuvo en la Casa Blanca invadió, bombardeó y causó la muerte de miles de inocentes de siete países.

Estos casos de incongruencias obscenas son los típicos de un mundo donde la hipocresía y la simulación son los anti-valores con los que las oligarquías –que son el verdadero poder que pone y quita presidentes y otros empleados muy bien pagados- explotan y depredan la riqueza de los pueblos sumiéndolos en la miseria más brutal, a pesar de que sus testaferros han suscrito tratados y declaraciones de respeto por los derechos humanos.

Mientras líderes que han sido satanizados por la derecha y la prensa controlada por las élites en el poder –El Cartel Financiero Internacional- han intentado implementar políticas que logren la verdadera igualdad de derechos en sus sociedades, como ha sido el caso de Fidel Castro Ruz, Hugo Rafael Chávez Frías, Evo Morales Ayma, Luiz Inácio Lula Da Silva, Cristina Fernández, Rafael Correa, entre otros, entidades como la ONU y la OEA simulan que representan y velan por la vigencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Sólo hay que observar el vergonzante comportamiento de la Alta Comisionada para los D.H., Michelle Bachelet, ex presidente de Chile, país que hoy por hoy es escenario de masivas e ininterrumpidas protestas contra el neoliberalismo brutal impuesto en esa nación por los Chicago Boys prácticamente desde que cocinaron el criminal golpe de estado contra el Presidente Salvador Allende Gossens hasta la fecha. Porque pese a que el asesino fascista Augusto Pinochet dejó el poder en 1990, muy poco cambió en ese país suramericano donde una coalición partidista decidió realizar cambios sin sustancia mientras mantenía el régimen de empobrecimiento brutal y desigualdad que hoy tiene a Chile en una terrible crisis humanitaria en tanto que los émulos de Friedman tienen el cinismo de seguir hablando del “milagro chileno”. Y como si en esa sufrida nación no ocurriese nada, la flamante comisionada Bachelet guarda un silencio inmoral y cómplice ante las salvajes represiones ordenadas por su sucesor, Sebastián Piñera. Pero eso no es todo. Igual mutis ha mantenido ante el sangriento golpe de estado contra Evo Morales en Bolivia, acompañado de infames violaciones a los derechos humanos de miles de indígenas y miembros del Movimiento al Socialismo por parte de la muy católica derecha y sus golpeadores en la policía y el ejército que han generado la condena internacional. Ni qué decir de la OEA que lejos de velar por el respeto entre las naciones que la integran, ha sido prácticamente desde sus inicios, una oficina de intereses del imperio norteamericano en este continente, tal como lo ha mostrado la vergonzosa actuación de su actual secretario, Luis Almagro.

Este es el mundo en el que vivimos: simulación, hipocresía e inmoralidad de parte de los que deberían encabezar el respeto por los derechos de todos y no sólo firmar documentos huecos que no representan la realidad. Porque lo cierto es que mientras los flamantes reportes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) alaban la elevada calidad de vida en países como Canadá, por ejemplo, mineras de este país causan muerte, depredación y sufrimiento en comunidades en México y otros países latinoamericanos. Y aquí es donde todo el sistema de protección de los derechos humanos falla miserablemente porque está encabezado por organismos que son patrocinados por gobiernos eminentemente violadores de esos mismos derechos que dicen enarbolar, especialmente el de E.U. Tan torcido está todo este sistema que el propio PNUD afirma que Chile y Argentina exhiben en América Latina los mejores índices de desarrollo (¡??!) Vaya burla! Como si no estuviésemos enterados de los escandalosos niveles de empobrecimiento al que llegaron millones de ciudadanos chilenos y argentinos bajo Piñera y Macri, respectivamente y que, por cierto, dieron lugar a la derrota de este último en los pasados comicios en Argentina, mientras que a Piñera le han generado un enorme repudio no sólo local sino internacional.

Por fortuna, en este día 10 de diciembre en que deberíamos todos celebrar la vigencia de los derechos humanos a nivel global, bajo el gobierno encabezado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, otrora cómplice desvergonzada de masivas violaciones en contra de millones de ciudadanos mexicanos y hoy orgullosamente encabezada por una verdadera luchadora social como es Rosario Piedra Ibarra, hija de la admirable Rosario Ibarra de Piedra, ha hecho entrega del Premio Nacional de los Derechos Humanos 2019 a la indígena guerrerense Otilia Eugenio Manuel, activista originaria de Ayutla de los Libres cuyos esfuerzos a favor de su comunidad han recibido este merecido reconocimiento. Igualmente, la CNDH de hoy decidió entregar la Mención Honorífica de D.H. al defensor del medio ambiente originario de San Luis Potosí, Margarito Díaz González, asesinado el 8 de septiembre de 2018 precisamente por su lucha contra la depredación de mineras canadienses. Así es, empresas que en su territorio no les son permitidos tales niveles de abuso y destrucción, reciben la bendición de sus gobiernos que no tienen empacho en dejarlas hacer y deshacer en lo que consideran su “patio trasero”.

El ciclo de golpes de estado, guerras de cuarta generación y golpes “suaves” que la oligarquía violadora de todos los derechos inició a partir de 2013 en Venezuela – contra Nicolás Maduro tras la muy sospechosa muerte de Hugo Chávez; en Argentina –contra Cristina Fernández-, en Ecuador contra Rafael Correa, en Brasil contra Dilma Rousseff y con el encarcelamiento de Lula-, sufrió un impasse para sorpresa de propios y extraños, con el aplastante triunfo de Andrés Manuel López Obrador y su partido-movimiento el pasado 1 de julio de 2018. Como hemos podido constatar en este primer año de gobierno lopezobradorista, si bien es cierto que el primer mandatario ha tenido que enfrentar resistencias tremendas dentro y fuera del país, es indiscutible que su compromiso con los derechos humanos de la enorme mayoría empobrecida de mexicanos se ha evidenciado en las medidas que su administración ha venido implementando bajo su inquebrantable lema: “por el bien de todos, primero los pobres”.

El éxito del gobierno de AMLO no sólo es imprescindible para el bienestar y el futuro de México, sino del resto de América Latina. Asimismo hacemos votos porque en Argentina, el gobierno encabezado por Alberto Fernández y Cristina Fernández que justamente hoy asumen la presidencia y vice-presidencia, respectivamente, logre revertir el enorme daño causado por el macrismo para beneficio de millones de argentinos. Por otra parte, tanto el permanente apoyo a la vigencia del chavismo en la Venezuela Bolivariana al que ha permanecido fiel el actual mandatario Nicolás Maduro, como nuestra ininterrumpida exigencia del fin del inmoral bloqueo que E.U. mantiene contra la Cuba Revolucionaria, son otro compromiso moral y obligado de las izquierdas latinoamericanas quienes con el acompañamiento solidario a las masivas y permanentes protestas en Colombia, Chile, Ecuador, Bolivia, Panamá y otros países latinoamericanos tendremos que lograr el destierro para siempre del neoliberalismo, violador por excelencia de todos los derechos humanos.

“La Revolución Cubana se puede sintetizar como una aspiración de justicia social dentro de la más plena libertad y el más absoluto respeto a los derechos humanos. Nuestra Revolución hay que defenderla como se defiende, no algo de Cuba, sino algo de América”. (Discurso pronunciado en la magna concentración popular, en el Palacio Presidencial, 21 de enero de 1959).
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*Co-fundadora del Frente de Medios de Comunicación Alternativos Independientes (femcai.org); creadora y co-titular del programa de análisis “Desde la Raíz”; Secretaria para el Caribe de Conaicop; miembro de la Red Tesoro-HI; corresponsal de Resumen Latinoamericano y S.O.S. Radio.

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