Por fin, después de 79 años en que el contenido de nuestra Carta Magna que garantiza todos los derechos del pueblo mexicano, sólo fue letra muerta bajo administraciones profundamente corruptas y alejadas de las grandes mayorías, gracias al enorme e inesperado número de votos a favor del Proyecto de Nación encabezado por el hoy Presidente Andrés Manuel López Obrador, nuestro texto constitucional está empezando a cristalizarse en hechos concretos en beneficio de todos pero, en especial, de los más desprotegidos que llegaron a representar más del 50% del total de la población en el desgobierno de Enrique Peña Nieto.
Antecedentes históricos de nuestra Constitución:
El 22 de febrero de 1913, por órdenes de Victoriano Huerta y con la complicidad del embajador de E.U., Henry Lane Wilson en lo que se conoce como el “Pacto de la Ciudadela”, el presidente Francisco Madero y del vice-presidente José Pino Suárez fueron asesinados asumiendo Huerta el poder presidencial. Tan pronto como se enteraron de lo sucedido, muchos mexicanos empezaron a llamarlo “El Usurpador”, se negaron a reconocer su gobierno y se declararon en rebelión. Entre estos se encontraban antiguos partidarios del presidente asesinado, Venustiano Carranza, Pancho Villa y Álvaro Obregón, en el norte del país, y Emiliano Zapata, que se opuso a su presidencia, en el sur. Aunque necesitarían tiempo para organizar sus ejércitos para la batalla, al final conseguirían derrocar a Huerta el 15 de julio de 1914.
La Constitución promulgada el 5 de febrero de 1917, puso las bases legales para volver al orden constitucional. El programa de gobierno de los constitucionalistas, durante la lucha contra la dictadura huertista, era tener un proyecto de nación: una nueva Carta Magna.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, establece el sistema federal, la separación de poderes, la no reelección, la división del poder legislativo en dos cámaras y una comisión legislativa permanente. Esta Constitución se conforma por los títulos siguientes: de las garantías individuales; de la soberanía nacional y de la forma de gobierno; de la división de poderes; de las responsabilidades de los funcionarios públicos; de los estados de la federación; del trabajo y previsión social; prevenciones generales; de las reformas de la Constitución; y de la inviolabilidad de la Constitución.
Fue una Constitución con fundamentos sociales, actualizada en las demandas del pueblo, con aportaciones para normar las relaciones obrero-patronales, las conquistas agrarias, los alcances sociales y la recuperación del dominio de la nación sobre sus riquezas naturales, y fue el paso fundamental en la consolidación del régimen jurídico-administrativo del país.
La Constitución se ha reformado, para irse adecuando a la dinámica del pueblo mexicano y conservar el proyecto original de nación, surgido de nuestra lucha revolucionaria. Por ello, detrás de cada una de las palabras de la Constitución, se encuentra la historia de México; en ella se reflejan los anhelos y las aspiraciones de los mexicanos, así como las garantías y los procedimientos para hacer más fuerte a nuestro estado de derecho. En cada palabra y en cada línea, está lo que México es y debe ser.