La hipocresía de la derecha ante la violencia vs mujeres

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Ayer durante la ceremonia en honor a la bandera, la Presidente de la Cámara de Diputados, Laura Rojas pronunció un discurso que no nos sorprende dada la inmensa hipocresía que han venido mostrando varios actores de la deshilachada derecha, principalmente #Borolas Cacalderón y pandilla. En su alocución, la diputada panista se condolió por la violencia contra las mujeres y les expresó una solidaridad que no se sostiene ni tiene asidero en la historia del panismo que, junto con el priismo, se encargaron de destruir la economía nacional al entregar nuestra riqueza a los capitales privados nacionales y transnacionales y, con ello, causar un severo empobrecimiento y consecuente desintegración de millones de familias que favoreció un rampante desempleo y la consecuente incorporación de cientos de miles de jóvenes, mujeres y hombres, a las filas del crimen organizado o su emigración al país vecino. Lo mismo ocurrió en el campo debido al abandono brutal de este sector productivo.

Toda esta situación de creciente descomposición genera un caldo de cultivo para el incremento de actos de violencia no sólo contra mujeres, sino contra todos. Violencia es que millones de madres y padres vean morir a sus hijos e hijas por no poder alimentarlos ni acudir a un médico en caso de enfermedad. Violencia es que hombres y mujeres reciban por largas jornadas de trabajo salarios de hambre porque los criminales gobiernos neoliberales favorecen empresas explotadoras nacionales y extranjeras; violencia es que millones de jóvenes (mujeres y hombres) no puedan acceder a una escuela o universidad porque la derecha retrógrada ha hecho todo lo posible por privatizar la educación; violencia es que cientos de familias sean desalojadas de sus hogares por no estar en posibilidades de pagarlos; violencia es que “mandatarios” como Zedillo hayan convertido los adeudos de ladrones de cuello blanco en deuda pública que tenemos que pagar todos los ciudadanos; violencia es que Salinas haya iniciado la destrucción de empresas nacionales como Pemex, propiedad del pueblo mexicano, para que bandidos transnacionales se apoderen de nuestra riqueza energética; violencia es abandonar el campo y con ello generar el éxodo de millones de mexicanos empobrecidos (hombres y mujeres) que tienen que arriesgar su vida para cruzar al país vecino…es decir, toda esta violencia es, sin duda alguna, producto de una política de brutal depredación aplicada por esa derecha infame y criminal que hoy, hipócritamente, se rasga las vestiduras y “respalda” (aunque no reconozca el derecho de las mujeres a decir sobre su cuerpo) manifestaciones de mujeres que para expresar su desacuerdo vandalizan monumentos y edificios públicos y agreden a hombres y, absurdamente, a otras mujeres que no les han hecho nada.

¿No sería mejor pronunciarse precisamente en contra de todos aquéllos que crearon todas esas formas de violencia que padecemos mujeres, hombres, niñas y niños, ancianos y ancianas, en lugar de sumarse a la guerra que esos mismos archi-corruptos políticos y empresarios furiosos porque ya no se les permite robar y depredar, han emprendido contra un gobierno que está haciendo todo lo posible por erradicar no sólo los efectos sino, principalmente, las causas de toda esta violencia?

Por supuesto que existe el componente del machismo, sin embargo ha ido disminuyendo paulatinamente, sobre todo en las ciudades y sólo se percibe con más agudeza en comunidades indígenas y, por supuesto, dentro de los sectores religiosos más retardatarios donde no se reconoce los derechos de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo ni tampoco se les considera aptas para ocupar puestos dentro de la jerarquía eclesiástica. Y es precisamente ese machismo el que el gobierno actual ha combatido, tal como se pudo percibir cuando fue Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, con la implementación de políticas para erradicar la discriminación de género, y vuelve a constatarse en su actual gestión en la cual la mitad del gabinete está formado por mujeres. Tan es evidente que regímenes depredadores como el neoliberalismo son los generadores de violencia, que en países como Cuba, donde tuve el privilegio de vivir, no existe la violencia de género en ninguna de sus variantes.

Hasta ahora es difícil saber en contra de quién o de qué exactamente van dirigidas las crecientes manifestaciones feministas, es decir, si es contra las mafias del crimen organizado, las cuales siempre estuvieron en complicidad con las mafias del crimen político mucho más organizado y estructurado que las primeras (los desgobiernos neoliberales) ¿no sería mejor que esos cientos de mujeres se sumaran y apoyaran los esfuerzos que el gobierno actual está llevando a cabo precisamente para erradicar las diferentes modalidades de violencia que, por cierto, no se generaron el año pasado sino que son el resultado de la monstruosa corrupción e impunidad fomentadas por pasadas administraciones, en especial, desde que el Capo de Capos Carlos Salinas de Gortari regresó de Harvard para implementar el neoliberalismo, de acuerdo con los deseos del tenebroso y criminal Consenso de Washington. ¿Por qué atacar a un gobierno encabezado por quien es su aliado y siempre lo ha sido? ¿Por qué dejarse manipular por los que, a costa de lo que sea, incluso incrementar los actos de violencia, quieren derrocar una administración que les estorba para sus raterías y corruptelas?

Como mujer, siempre me ha quedado muy claro que lo que hay que combatir es un régimen político-económico diseñado expresamente para concentrar la riqueza de los pueblos en reducidas élites para las que los seres humanos, mujeres y hombres, niñas y niños, ancianas y ancianos somos desechables. Un régimen inmoral que deja al margen de la educación científica a niños y niñas y jóvenes de ambos sexos; un régimen carente de toda ética que promueve programas de televisión en los que la mujer es cosificada y reducida a un objeto cuyo valor se juzga por la cantidad de silicón que se inyecta para ser “más atractiva”. La sana convivencia, el verdadero progreso, la equidad en todos los ámbitos se derivan, indiscutiblemente, de la justicia y el respeto para todos los integrantes de una sociedad. Me queda claro que los hombres NO son enemigos de las mujeres y que juntos, mujeres y hombres debemos hacer lo que nos corresponde hasta lograr el país que queremos y nos merecemos.

#NoAlParoDeMujeres

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