Benito Juárez y la soberanía nacional

0

…en contraste con la traición de jueces y políticos traidores a la Patria

En el 215 aniversario del natalicio de uno de los gigantes de nuestra historia, es menester contrastar la hazaña lograda por el Benemérito de las Américas para darnos soberanía con la vergonzante actuación de politicastros y magistrados que favorecen los intereses de empresas privadas transnacionales en perjuicio del pueblo y por ello son traidores a la Patria.

A raíz del triunfo del Proyecto de Nación hoy conocido como la Cuarta Transformación enarbolado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el espectro mediático y politiquero ha registrado una profusión sin precedentes de narrativas provenientes de un sector que hasta 2018 ejerció un poder absoluto en la administración pública federal que hoy gobierna bajo una visión distinta de cómo se debe manejar la inmensa riqueza de nuestro país con el fin de que sea distribuida de manera equitativa para garantizar así un progreso sostenido y que abarque a todos los sectores de la sociedad.
Me quiero referir aquí al escrito de Jorge Suárez Vélez, articulista de un pasquín con aspiraciones de revista de análisis político que ostenta el pomposo título de “Letras libres” aunque su “libertad” esté completamente sometida a los intereses de los poderes fácticos que a lo largo de los últimos cinco sexenios les compraron porras y ovaciones con ingentes sumas del dinero de los contribuyentes, muchos de ellos en situación de creciente pobreza. En su desgastada palabrería sobre las bondades y maravillas de la “revolución tecnológica…la 5G…y las capacidades [que lograron]desarrollar en 48 horas la vacuna de Moderna…” este aplaudidor de glorias pasadas ignora, ya sea por estupidez o por corrompida voluntad, que esa “revolución tecnológica” convertida en herramienta de control por los potentados, no ha erradicado ni los estratosféricos niveles de miseria extrema que imperan en el mundo, ni el devastador deterioro ambiental que amenaza tanto a nuestra especie como a miles de otras, varias de las cuales están en peligro de desaparición, ni enfermedades tan terribles como el cáncer, la diabetes, el alcoholismo, el tabaquismo y muchos etcéteras. Más bien ha ocurrido todo lo contrario.

Y sólo para aclarar a este mercenario de Letras Libres (SIC!), la rapidez con la que se autorizó “por emergencia” la vacuna a Moderna (y otras farmacéuticas) no tiene nada que ver con ningún avance médico ni científico, sino con la intención de seguir lucrando con la salud (o falta de) de millones de seres humanos que en esta ocasión, también, estarían siendo utilizados como conejillos de indias puesto que todavía no se cumple con la cuarta fase de comprobación de efectividad e inocuidad que han tenido que observar otras vacunas o medicamentos antes de ser aprobados para uso humano. Esto no lo digo yo, ni es mi opinión. Son hechos incuestionables respaldados por la historia de la vacunología.

En cuanto a las bondades de los avances tecnológicos y científicos, no estoy diciendo que la tecnología sea mala. De ninguna manera. Parafraseando al inolvidable John Lennon, la tecnología no es ni buena ni mala; el problema radica en aquéllos que se la han apropiado y la han empleado para los peores propósitos y por ello es que lejos de que los hallazgos de la ciencia y la tecnología hayan generado un progreso equitativo de todos los sectores sociales en todas las regiones del planeta, lo que observamos es una creciente, insultante y nociva desigualdad, guerras e invasiones devastadoras, destrucción del medio ambiente y muchas otras calamidades derivadas de una visión individualista y meritocrática que pasa por alto el hecho indiscutible de que la sobrevivencia de la humanidad depende de un cambio profundo de paradigma en el que la justicia social, la solidaridad y el sentido del bien común sean los que dicten las políticas públicas. Esto no es sólo “ideología” como intentan descalificar los aplaudidores de Friedman, sino hechos concretos, tangibles.

Sin embargo, en el texto al que me refiero, el Sr. Suárez Vélez sigue sosteniendo el mismo discurso trasnochado y solo con pequeñas variantes léxicas, con el que por décadas se sostuvo la falacia de que el neoliberalismo nos iba a colocar en el “primer mundo” y que con la concentración de la riqueza en las pocas manos del gran empresariado, la abundancia se iba a derramar hacia abajo, hacia los que por siglos han estado en la base de la pirámide. No hace falta explicar una realidad que a gritos nos dice que, efectivamente, el régimen neoliberal sí fue exitoso pero para esa pequeña pero poderosa élite davosiana que haciendo uso de la tecnología ha visto incrementada su ya de por sí inmensa riqueza mientras cada vez más millones de seres humanos sobreviven en la miseria más espeluznante. Cuando se dice que “el neoliberalismo fracasó” porque lejos de crear bienestar incrementó el escandaloso número de pobres a nivel global, erróneamente se atribuye a los creadores de esta fórmula para el saqueo la intención de verdaderamente beneficiar a los casi 8 billones de seres humanos que hoy componen la población mundial.

En virtud de lo anterior, las críticas de plumas alquiladas y carentes de convicción propia como la del Sr. Suárez, respecto de las políticas emprendidas por el gobierno del Presidente López Obrador no se deben, ciertamente, a una genuina preocupación por los más de 60 millones de mexicanos que han perdido cerca de 80% de su poder adquisitivo, sino a una enloquecida añoranza por retornar al paraíso de abuso y tráfico de influencias del que se beneficiaron sujetos como su jefe Enrique Krauze y otros de su calaña. El resentimiento con el que dirigen sus misiles hacia un gobierno que por primera vez desde 1940 en que concluyó el gobierno del inolvidable General Lázaro Cárdenas, ha estado en sintonía con la sociedad, los impulsa a emplear sofismas y verdades a medias para tratar de convencer a un electorado cada vez más desconfiado de estas sirenas mediáticas, de que el pasado en copa nueva que venden, es lo que más conviene.

Lo cierto es que en ninguno de los países “primermundistas” que los hacen babear de emoción, los hombres de negocio más exitosos sacrifican su producción para beneficio de sus competidores ni, mucho menos, los subsidian. En la gran mayoría de esas naciones las compañías petroleras o mineras se apegan a la legislación ambiental y fiscal y por ello, el pretender que vengan a países como el nuestro, con sus ínfulas de conquistadores a depredar el medio ambiente, a explotar a los trabajadores y a evadir el pago de sus impuestos, como es la pretensión de los conservadores traidores a su patria, argumentando que se trata de “estimular” la inversión de corporaciones extranjeras para generar riqueza “en beneficio de los marginados.”

Sólo quienes rehúsen aplicar el sentido común, el análisis inteligente de la realidad ineludible, pueden dar crédito a los (des)razonamientos de este tipo de sujetos aspirantes a analistas. Sólo quien voluntariamente se estacione en un pasado de robo en despoblado y saqueo sin precedentes, puede prestar oídos a semejantes desvaríos. Creo que una sociedad que se cansó de ser abusada por décadas y a tales grados de ignominia por una clase politiquera rapaz y profundamente corrompida, difícilmente cometerá el error de volver a aceptar relumbrones y espejitos.

Comentarios

comentarios

Leave A Reply

FEMCAI - Frente de Medios de Comunicación Alternativos Independientes
Fundado el 1º de julio de 2014.